Aprende a activar tu alarma anti-personas tóxicas

alarma anti-personas tóxicas

Empezamos el post de hoy con un  ejemplo algo cutrecillo sobre  personas tóxicas pero seguro que captas enseguida lo que te quiero contar:

¿Te acuerdas de la mala de la telenovela? ¿Esa que se hacia la ciega con tal de que el pobre galán no se fuera con la «prota»? ¿esa que siempre estaba manipulando y amargando la existencia de ese pobre hombre y de esa pobre prota en nombre del supuesto amor que le procesaba?

Bien pues quitando estereotipos y exageraciones propias de telenovela nos quedamos con alguien que seguro conoces, y es que yo no se de donde salen pero todos tenemos cerca a alguien tóxico.

 

Eso implica que si lo permitimos podemos intoxicarnos hasta el punto de vivir en la amargura, presos de pensamientos negativos e incapaces de dar paso alguno para avanzar por temores infundados, basados en la intoxicación mental a la que estamos sometidos por la influencia de esta persona.

 

¡ Hay dos tipos de personas, las vivas y las zombis;
 las vivas son eso, gente normal;
las zombis son personas que se murieron  a los 30 a los 40, a los 60
….. aunque los entierren a los 90!
Carlos Andreu

Ya sabes que la forma de relacionarnos con los demás condiciona nuestra satisfacción en todos los ámbitos de la vida, a veces pasa que nos encontramos con personas con las que es difícil comunicarse de forma agradable y placentera.

Es en este punto cuando debemos activar nuestra alarma anti personas tóxicas, porque probablemente estemos ante una, una persona que nos desestabiliza en las relaciones y nos hace sentir incomodos y de mal humor, que enturbia nuestro día aunque al amanecer hubiera un sol resplandeciente.

 

Podríamos describir a la persona tóxica como la típica con la que es difícil congeniar, que nos bloquea, que es más estorbo que ayuda ante cualquier situación, en definitiva, como decíamos antes, la persona que nos amarga el día.

 

No es que sean mala gente, en general. Son personas que de alguna forma se lastiman en sus malos hábitos, que reprimen su posibilidad (si es que la llegan a tener) y, lo peor, influyen negativamente en las tuyas y en las de todo el que los rodea.

 

¿Conoces esa típica imagen de dibujos animados en las que cuando hay un mal olor se crea una nube verde alrededor y lo empaña todo?

Bien pues cuando veo una persona tóxica me viene esa imagen a la cabeza, trato de alejarme de ella o al menos de poner los medios suficientes como para que esas nubes tóxicas no me alcancen.

Por suerte la mayoría de las personas con las que nos relacionamos no son así, ni siquiera las que tienen problemas y dificultades en sus vidas así que es importante no confundirnos y mantener a punto nuestra alarma de toxicidad.

 

 

Entonces ¿Cómo distinguimos entre personas con problemas que necesitan de nuestra ayuda y comprensión y las personas tóxicas?

 

Las primeras simplemente comentas sus problemas, incluso a veces te encontrarás casos en los que por «temor a molestar» ni siquiera quiera hacerlo, admiten palabras positivas y de aliento del que lo escucha y sobre todo SABE ESCUCHAR, aunque pueda estar pasando por un mal momento trata de poner remedio a su malestar.

 

 

Las personas tóxicas por el contrario:

  •   En una conversación normal hablan en exceso de si mismos, parece que todo gira a su  alrededor, como si su objetivo, más que mantener una conversación, fuera buscar público para que escuchen su monologo de «que horrible es la vida, que horrible es todo» constante.

 

  •  Su tema siempre es la queja, el drama constante incluso de las situaciones más cotidianas, su discurso pesimista y negativo hace que el vaso siempre este medio vacío, y lo que es peor esa actitud la transmiten al resto.

 

  •   Asumen el rol de víctima con mucha facilidad, tienen la capacidad sobrehumana de dar la vuelta a la tortilla en cualquier situación para hacer sentir culpable al otro, es su forma favorita de querer ser el centro del mundo y llamar la atención de los demás.

 

  • Creen que realmente el mundo va en contra de ellos,  que hay complots organizados que le hacen infelices, eso les escuda para no analizar su comportamiento, carecen de la capacidad de autocrítica para corregir lo que hacen mal porque siempre echan balones fuera.

 

  •  La envidia, los celos y la soberbia son sus vampiros emocionales, que roban la energia de los demás hasta dejarlos agotados y secos, donde pisan estos vampiros no crece la hierva. La envidia hace que no se alegren con las alegrías de sus seres queridos ya que solo viven pendientes de su propia carencia (porqué el lo tiene y yo no). La soberbia es aquella que ejerce el rol de autoridad constante, corrigen incluso cuando no tienen que hacerlo y se comportan como si estuvieran en posesión de la verdad absoluta. Además, no se permiten aprender de los demás y se ofuscan cuando les llevan la contraria.

 

  •  Una persona con estas actitudes termina agotada por sus propios pensamientos negativos que se vuelven un disco repetitivo, pero nunca achacan su agotamiento a su actitud, sino que responsabilizan a los demás de sus propios asuntos, de vuelta a su monologo «que horrible es la vida, que horrible es todo».

 

  •   Las personas tóxicas sufren mucho, pero con frecuencia, no demuestran su malestar porque no reconocen sus propios errores, se ponen a la defensiva en las relaciones con los demás y siempre encuentran la forma de culpar al otro de su desgracia.

 

 

Afortunadamente todas estas actitudes que causan infelicidad se pueden corregir y superar gracias a la fuerza de voluntad, al deseo de ser feliz y a la capacidad para reconocerlas en nosotros mismos, tenemos los recursos necesarios para modificar estas actitudes, así que si al leer te has sentido identificado con alguna de estas características, ponte manos a la obra.

Aprende a identificar personas tóxicas y aléjate de ellas, tu salud emocional te lo agradecerá.

Imagen: morgueFile

 

 

 

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